Belén, Laura y Ruth son amigas inseparables desde la infancia y les ocurre algo insólito: las tres pierden un hijo de formas diferentes. Las probabilidades de que pase algo así son aproximadamente del 0,014%, pero a ellas les ha pasado.

La vida decide ponerlas a prueba de una de las formas más dolorosas posible.

Las tres provienen de un pueblo de Segovia y son el núcleo de una «gran familia» en la que entran sus maridos, los niños, las abuelas… Todo en esta familia acababa en fiesta o comilona, daba igual que fuera un bautizo que una graduación, un concierto que un partido de fútbol, e incluso los entierros se celebraban… Al menos hasta que ocurre lo de 8.

A 8, el hijo de Belén (en realidad se llama Saúl, pero todos le llaman 8 por su afición al fútbol), le diagnostican con 13 años un tumor cerebral muy agresivo que le obliga a pasar por el quirófano (sin éxito) y a un largo ingreso hospitalario. Tras la operación, 8 queda tocado y se transforma en otro niño, que tiene que empezar prácticamente de cero a moverse, a recordar… El tumor no ha podido ser extirpado del todo y los médicos le dan pocos meses de vida. A Belén y a Héctor (su marido) les toca afincarse prácticamente en el hospital durante varios meses y aceptar que prueben con OCHO todos los tratamientos posibles, mientras dejan a sus otros dos hijos (Ízan, de 14, y Noa, de 6) con su cuñada, Ruth, quien aún no está del todo recuperada de su propio drama.

A Ruth le ha tocado pasar hace un año por el accidente de su hija Amanda, de 17 años, que murió tropellada por un coche que conducía un joven borracho y drogado. Gracias a unos padres adinerados, el joven es condenado solo a pagar una indemnización. Ruth no quiere asistir al juicio y es algo que aún no tiene superado. La «mesa» que era su familia (junto con su marido Jorge y su hija Leyre, de 15 años) se ha quedado solo con tres patas y se tambalea.

Por su parte, Laura se vuelca en sus amigas y en el cuidado de 8, a quien adora. Pero ella también ha sufrido otra pérdida: hace cuatro años tuvo una hija que nació muerta (Valentina). Apenas lo habló con nadie, se cubrió de un escudo protector, volcándose en su trabajo y en los demás, y siguió adelante sin afrontar el duelo. Le dijeron que no podía tener más hijos. Pedro, su marido, lleva tiempo enganchado al alcohol.

Los seis meses entre que 8 ingresa en el hospital y muere dulcemente en casa de sus abuelos, son un calvario para las tres amigas, y la tensión está a punto de romper una amistad hasta entonces inquebrantable.

Serán los niños, Ízan, Noa y Leyre, junto con Raquel (la niña de la que estaba enamorado 8), los que, a través de sus propios códigos, se las apañan para ayudar a las tres amigas en su camino. En el mundo mágico que han creado, las fronteras entre la vida y la muerte son relativas. Se comunicarán sin problemas con Amanda, Valentina y 8 a través de sus sortilegios, y transmitirán sus mensajes de superación a sus madres.

De esta forma, Belén, Laura y Ruth adquirirán habilidades creativas sorprendentes que las ayudarán a trascender su drama y a asimilar su realidad de una forma luminosa, sin que la muerte logre separarlas de sus hijos.

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Fecha de publicación: 10/10/2014